Ushuaia Ibiza Beach Hotel, Playa d'en Bossa, Ibiza
El Ushuaia Hotel se toma la actividad de compartir muy en serio: no las habitaciones, gracias al Cielo, sino tu experiencia hotelera en Facebook. En lo que parece el debut de la industria hotelera, este hotel instaló columnas de Facebook en toda la propiedad, en las que los invitados pueden registrarse, publicar fotos o actualizar su estatus con solo pasar una muñequera por un sensor. La cromoterapia -luces de LED personalizables que controlan el estado de ánimo- también es una de las fascinaciones del hotel pero por ahora quedémonos con las innovaciones en las redes sociales solamente.
Peninsula Hotel, Tokio
En cierto modo, podría recordar a la guarida de un villano de James Bond pero El Península dice tener las únicas instalaciones de investigación y desarrollo de todos los grupos hoteleros del mundo. Su propiedad en Tokio es la más avanzada: cuando apagas las luces para irte a dormir, por ejemplo, en lugar de ponerse todo oscuro de una vez, se atenúan suavemente.
El botón de Luz Noctura ilumina un camino hacia el baño. En ese espacio, vas a encontrar un Botón Spa que baja las luces automáticamente, pone música tipo New Age, dispone el timbre del teléfono y el de la puerta en 'privado' y, en la configuración de luz más baja, con mucha inteligencia, hace que el reloj digital del espejo desaparezca.
El botón de Luz Noctura ilumina un camino hacia el baño. En ese espacio, vas a encontrar un Botón Spa que baja las luces automáticamente, pone música tipo New Age, dispone el timbre del teléfono y el de la puerta en 'privado' y, en la configuración de luz más baja, con mucha inteligencia, hace que el reloj digital del espejo desaparezca.
Kube Hotel, París
Kube desafía su entorno parisino clásico y astutamente anuncia sus intenciones de alta tecnología con el estilo de ciencia ficción de los años 1960 de la recepción. Este espacio es un cubo de Plexiglas brillante, los ascensores se parecen un poco a un decorado particularmente colorido de 'Doctor Who', en el bar restaurante, el sistema de música de sonido envolvente emana misteriosamente desde unos faroles rojos y hay una PS3 Sony en cada habitación. Pero la verdadera innovación está en el sistema de entrada. Olvídate de las llaves toscas y las tarjetas que se pierden con tanta facilidad: Kube usa la tecnología biométrica de huella dactilar para que los huéspedes accedan a su habitación, lo que te permite realmente viajar muy liviano.
Aria Resort and Casino, Las Vegas
Las redes de fibra óptica que recorren cada una de las 4.004 habitaciones del hotel (como muchos hoteles de Las Vegas, este tiene el tamaño de una ciudad chica) son el singular argumento de venta del Aria. Esa red hace que, en las habitaciones completamente automatizadas, las cortinas se abran, la música se reproduzca, la televisión se encienda y los controles climáticos activen una temperatura predeterminada en cuanto el huésped entre. Tan pronto como te vas, la habitación pasa al modo inactivo, lo que ayuda a ahorrar dinero y cuidar el ambiente. Es más, el Aria puede almacenar tus configuraciones indefinidamente, en caso de que regreses a gastar más dinero al desaguadero que es Las Vegas. La próxima innovación que tiene planeada el hotel es permitir que la configuración de cada habitación sea controlada por teléfono inteligente.
Blow UpHall, Poznan, Polonia
Una vez más, los teléfonos inteligentes vienen al rescate de los huéspedes cargados de parafernalia en el Blow Up Hall. ¿La recepción? Se fue. ¿Las llaves? Olvídate. ¿Los números de las habitaciones? Incluso esas cuestiones que parecen fundamentales son cosa del pasado en este establecimiento polaco un tanto experimental. En cambio, los huéspedes usan la tecnología de reconocimiento geográfico con unos iPhones que se entregan camino a la habitación, además de preguntarle al conserje. Inspirado en la película clásica de Antonioni de los años 1960 de la que toma su nombra, el Blow Up Hall también hace una observación acertada sobre la vigilancia con sus 2.400 imágenes diminutas que se exhiben en la recepción, tomadas con la misma cantidad de cámaras que hay dentro del hotel.
Hi Hotel, Niza, Francia
En la innovación multimedia sencilla es donde se destaca la apuesta de alta tecnología del Hi Hotel. En cada una de las 38 habitaciones, el llamado 'sofablaster' (sillón reproductor de música) tiene parlantes y auriculares integrados y una completa colección musical almacenada en los apoyabrazos. Las pantallas de computadora que forman parte del mobiliario muestran fotos y videos; y una televisión de pantalla ancha divide el dormitorio y el baño y se puede mirar desde cada uno de ellos. El hotel, una creación del destacado joven diseñador Matali Crasset, lógicamente prolonga el tema de la cibercultura hacia la decoración en una habitación, con píxeles gigantes en las paredes y una caja de luz que sustituye a una de las ventanas.
Hotel 1000, Seattle
Como el Ushuaia en Ibiza, el Pod se destaca por introducir la revolución de las redes sociales en la recepción del hotel. Este económico establecimiento boutique de Nueva York cuenta con el Pod Community Blog en el que los huéspedes pueden conversar acerca del hotel y sus alrededores, además de sobre la vida en general. Casi que debería darse por sentado en un alojamiento de este tipo, pero los huéspedes también cuentan con Wi-Fi y estaciones base de iPod en las habitaciones.
Pod Hotel, Ciudad de Nueva York
Como el Ushuaia en Ibiza, el Pod se destaca por introducir la revolución de las redes sociales en la recepción del hotel. Este económico establecimiento boutique de Nueva York cuenta con el Pod Community Blog en el que los huéspedes pueden conversar acerca del hotel y sus alrededores, además de sobre la vida en general. Casi que debería darse por sentado en un alojamiento de este tipo, pero los huéspedes también cuentan con Wi-Fi y estaciones base de iPod en las habitaciones.
Nine Zero Hotel, Boston
Nine Zero se lleva el último lugar de nuestra lista gracias a su sólido potencial como el precursor del hotel del futuro. Probablemente, tengas que ser una celebridad para poder costearte una estadía en la suite Cloud Nine, con sus celestiales vistas de la ciudad, la bañera del tamaño de un puerto y los 92 metros cuadrados de suelo para brincar, pero incluso esas características de lujo no son lo que se destaca de este contexto. Lo más factible es que la tarjeta o las llaves del hotel las transporte un subalterno pero en esta suite hasta se podría prescindir del subalterno: el acceso se da mediante un escáner de retina.