Cinco islas que deslumbran

Una selección de pequeños territorios tan exóticos como paradisíacos, que ofrecen desde resorts de alta gama hasta modestas posadas. Viajes originales, entre agua turquesa y arena blanca, sabores increíbles, tradiciones ancestrales y naturaleza exuberante.

MAURITIUS

Los días no tienen tiempo en esta exclusiva isla del Indico -900 km al este de Madagascar-, que ofrece una amplia gama de servicios de primer nivel. Los amantes del golf encontrarán su lugar y luego podrán pasear, si lo desean, entre palmeras cocoteras, o zambullirse en esas aguas de temperatura ideal, de 23 a 27 grados siempre.

Para las familias con chicos hay unos gigantescos toboganes acuáticos en el parque de agua de Leisure Village, esto sin contar las opciones buceo, que sobran en toda la isla: buceo para recién casados, buceo nocturno, ¡buceo "safari"! Y en Grand Bay, Pereybere y en la playa La Cuvette, vibran la vida nocturna y el shopping.

Sin embargo, también es posible conectarse con otra dimensión que ofrece este pequeño territorio: en el poblado Triolet -el más grande de Mauritius- llama la atención el imponente templo hindú Maheswarnath, en honor a los dioses Shiva, Krishna, Vishnu, Muruga, Brahma y Ganesha. Antes o después de esta visita mística, son ineludibles los paseos entre la flora tropical (a pie o en mountain bike), además de una vuelta por el colorido mercado del pueblo Flacq.

SEYCHELLES

Como en el caso de Mauritius, Madagascar también es el punto de referencia cartográfica de Seychelles, salvando el hecho de que el archipiélago queda al norte de la gran isla. ¿Un par de símbolos locales? Primero, este conjunto de 115 islas se destaca por su colección de tortugas marinas. Segundo, hay que viajar en febrero, el mes de su rimbombante carnaval.

Pero si en cambio se viaja ahora, podría aprovecharse la opción de hacer avistaje aves y, hasta noviembre, de la increíble fauna subacuática (nota mental: ir al festival Subios, abocado al buceo y al ecoturismo). Los amantes de la pesca también tendrán su momento en los meses que siguen, de octubre a abril. Y quienes busquen surf, malas noticias: la mejor época es de mayo a septiembre.

Pero si tanta actividad le parece agotador, es momento de conocer Mahé, la principal isla de Seychelles. El lugar se presenta como una pintura de esas que jamás resultarán trilladas. El agua tan azul que se funde en el cielo, sin horizonte a la vista. La arena encandila con su blancura. Y el verde cumple su mejor papel: ser fresco, ser exuberante.

PHI PHI

Apenas los pies tocan Tailandia, en el sudeste asiático, uno empieza a enterarse de datos básicos, como que aquí las estaciones no son cuatro sino dos, que el exotismo, para el viajero occidental, es simplemente fascinante, que había que venir alguna vez en la vida. La isla más grande y la única poblada de las seis que forman Phi Phi (el nombre completo es Parque Nacional Mu Koh Phi Phi-Nopparathara) es Ko Phi Phi Don. Y allí vamos.

A una hora en bote desde la parte continental de Tailandia, se ve, de un lado, el mar de Andamán, y del otro, naturaleza tupida, con lógica propia. De noviembre a abril, cuando no es época de lluvias, se despliega el mejor momento para disfrutar del lugar.

Eso sí, quizás no tenga mucho sentido viajar a Phi Phi si la fauna y las actividades acuáticas (dos platos fuertes) no son lo suyo. Un punto a favor es que estos atractivos pueden aprovecharse tanto hospedándose en resorts de lujo como en bungalows modestos. Phi Phi se adapta.

Una de las playas más recomendadas es Tonsai, con barcitos, restaurantes y comercios. Pero a quedarse en el mode y portarse bien: los valores tailandeses son estrictos y respetados, así que nada de hombres con torso desnudo (más allá de la playa) ni -mucho menos- topless en las mujeres.

BALI

Desarrollada y con mucha vida, Bali no responde para nada a la imagen de territorio pequeño y aislado. Con casi 6.000 km cuadrados, estamos en el destino turístico más relevante de Indonesia. Danzas tradicionales y modernas, música, manufactura de cueros y metales, escultura y pintura son algunas de las artes que experimentan desde hace años un expansivo despliegue.

Entre flores, aves exóticas, cañas de bambú y la sombra de los tamarindos, el costado espiritual de la cultural de Bali no puede obviarse, en especial por su particular enfoque Tri Hita Karana, concepto tripartito que relaciona a dios, hombre y ambiente.

Pero también sería, sin ninguna duda, un viaje entre templos imponentes y playas encantadoras. Algunas de ellas son Nusa Dua, junto a hoteles de primera gama y grandes centros comerciales; Suluban, ideal para el surf; y Kuta, a 11 km de Denpasar (capital de Bali), que ofrece entretenimiento, movida juvenil y buena oferta culinaria.

FIJI

Da "vértigo acuático" buscar en el mapa el conglomerado de más de 300 islas que componen la República de Fiji. Aunque no hay masas continentales a la vista, este destino del Pacífico sur se muestra muy bien desarrollado, gracias a sus ricos bosques, minerales y recursos pesqueros.

Los visitantes son recibidos con un amable bula, popular forma de dar la bienvenida. Los pobladores -famosos por su amabilidad ilimitada- invitan a disfrutar veladas románticas en la playa y estadías en hoteles de primer nivel, tipo eco-resorts. O también a lanzarse a la aventura del buceo, los paseos en canoa, el canopy y los bailes tradicionales.

Para abrochar el viaje del mejor modo, los platos del mar son una delicia sin horario pautado. Como la cultura local, sus aromas se debaten entre muchas gastronomías: las de los pueblos originarios, la que viene de India, China y las tradiciones europeas.

Irene Hartmann para el Suplemento Viajes del diario Clarin
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